1. Estudia cuando estés en tu mejor forma: ¿Cuál
consideras tu mejor momento de rendimiento en el día? Este aspecto varía
entre las personas, por ejemplo, puedes estar sumamente cansado en la
tarde, pero por la noche tu cerebro se refresca y absorbe todo como
esponja.
No importa la hora, lo que debe ser básico es que en ese instante seamos capaces de concentrarnos.
2. Considera tus hábitos de sueño: Los hábitos son
una poderosa influencia, por ejemplo, ¿No te ha pasado que siempre pones
tu alarma a las 7 am.... un día se te olvida activarla, pero aún así te
levantas automaticamente?
Lo mismo pasa cuando forzas tus hábitos al querer estudiar a una hora
en la que no estabas acostumbrado, por ejemplo, hacerlo por la noche
cuando por lo normal te duermes temprano.
3. Estudia cuando puedas. ¿Eres de los estudiantes
que no pueden estudiar siempre en el mismo lugar aunque sea lo ideal?
Lo mismo sucede con el momento en que estudias, por ejemplo, puede que
te sientas más "despierto" para hacerlo por la tarde, pero si trabajas,
por razones obvias no podrás hacerlo.
Lo importante aquí es detectar ese momento en el que te sientas
mentalmente descansado, en un lugar que propicie a la mejor
concentración, pero sobretodo, evitando distracciones que, aunque no
creas, resultan ser grandes obstáculos que hacen el aprendizaje más
pesado.
4. Considera los recursos necesarios para estudiar. ¿Ya comenzaste con tu tarea o a estudiar y te das cuenta que no tienes pluma para apuntes? ¡Organiza tu espacio!
Antes de sentarte a comenzar con tus deberes, asegúrate de tener todo
lo necesario, evitando así "trampas de tiempo" que te hagan la
actividad mucho más pesada.